Hoy, 16 de marzo, se cumplen 40 años desde que los alemanes Accept alcanzaron la antesala del éxito, no en vano ese día salió al mercado ‘Breaker’, el tercer disco de los ‘metalheads’ de Solingen.

Después del fracaso comercial de ‘I’m a Rebel’ la banda tomó la firme decisión de no dejarse influenciar por nadie ajeno a la misma y llevar a cabo el disco que ellos querían, tal y como recuerda el mismo Udo:

‘Diría que este álbum es el resultado de la ira en estado puro (nota: destruí tres micrófonos durante la producción). Siguiendo nuestras experiencias con ‘I’m A Rebel ‘, nos propusimos no dejarnos influenciar musicalmente por nadie fuera de la banda esta vez. Un ejemplo son las letras de ‘Son of a Bitch’, que son absolutamente contra la compañía discográfica.

Con este disco se puede decir que nació el sonido Accept, que atrajo la atención de toda Europa y nos valió una gira con Judas Priest. Además, este álbum fue un punto de partida para que muchos músicos comenzaran a tocar su propia música’.

El disco fue grabado en los estudios Delta de Wilster, Alemania, entre diciembre de 1980 y enero de 1981. La producción corrió a cargo de Dirk Steffens, mientras que el ingeniero de sonido fué el gran Michael ‘Overload’ Wagener, que ha trabajado en discos tan importantes como ‘Master of Puppets’ de Metallica, ‘Too Fast for Love’ de Mötley Crüe o ‘No More Tears’ de Ozzy Osbourne, entre otros.

La formación que lo llevó a cabo estaba compuesta por Udo Dirkschneider (voz), Wolf Hoffmann (guitarra), Jörg Fischer (guitarra), Peter Baltes (bajo, coros y voz principal en ‘Breaking Up Again’) y Stefan Kaufmann (batería y coros). Además, es el último disco en el que Peter Baltes ejerce de cantante en alguna canción.

Por su parte, Jörg Fischer abandonó la banda antes de la grabación del siguiente disco, ‘Restless and Wild’, aunque retornaría para la grabación de ‘Metal Heart’.

Respecto a la portada del disco, fue obra de Stefan Böhle, quien se había granjeado una relativa mala fama por su diseño de la portada de ‘Virgin Killer’ de Scorpions.

La portada del álbum muestra a una mujer joven vestida como para entrar en una discoteca, a la que se ve con los ojos y la boca muy abiertos, y un alambre de púas que le atraviesa la cabeza a través de las orejas. Mientras que en la contraportada se ven dos Flying V atadas por el mismo alambre de espino.

Wolf Hoffmann comenta en su web al respecto. ‘Cuando estábamos terminando, se nos ocurrió la idea de atar las Flying V con alambre de púas en la contraportada para que coincidiese con la chica de la portada. Jorg y yo enviamos nuestras guitarras a los fotógrafos en Hamburgo. Aparentemente, estos tipos nunca habían oído hablar del alambre de púas falso. ¡Usaron el auténtico y debieron apretarlo con unos alicates! ¡El mástil de mi guitarra lleva las cicatrices hasta el día de hoy!’.

Lo que a la música se refiere, la cara A comenzaba con ‘Starlight’, toda una declaración de intenciones. Después de unos breves segundos de sonido introductorio a modo de despegue, entramos de lleno a un riff de guitarra, rápido y contundente. Poco a poco se van incorporando instrumentos a la fiesta hasta que entra Udo gritando como un poseso, algo que mantendrá durante todo el tema y especialmente en el estribillo.

Un buen solo de guitarra pasado el ecuador rompe un poco la estructura de la canción y de paso la adorna.

Sin un ápice de tregua le sigue ‘Breaker’, otra canción historica. Nuevamente, un endiablado guitarreo nos dibuja un gran riff sobre el que Udo canta rápido pero de una forma menos estridente que en ‘Starlight’. Después de un primer amago, mediado el tema disfrutamos de ese gran estribillo tan apto para ser coreado en un concierto, al que sigue una mezcla de solo y guitarreo que acaba pareciendo más lo último que lo primero.

Vuelta al riff y después a un nuevo estribillo que Udo prolonga con un largo y maravilloso ‘uoo ooooooooh’ que se solapa con una gran guitarra, que se asemeja más a un solo que el intento anterior, para cerrar el tema.

‘Run if you Can’ entra directamente con todos los instrumentos marcando un riff que, no obstante, está gobernado una vez más por las guitarras. Una vez más estamos ante un inmenso riff y un estribillo no menos grande que, valga la redundancia, engrandece la canción.

Mediado el tema tenemos, esta vez sí, un solo tradicional, extenso y perfectamente ejecutado, probablemente por las dos guitarras. Un tema compacto, con un trabajo de la sección rítmica encomiable y un Udo cantando magistralmente sin necesidad de forzar la voz, aunque sí que pega algún grito perfectamente ejecutado en momentos oportunos.

En ‘Can’t Stand the Night’ levantamos el pie del acelerador y nos encontramos con una balada nada desdeñable. Udo está sobresaliente recurriendo prácticamente a todos los registros de los que es capaz, que no son pocos. El estribillo endurece el tema hasta hacernos dudar de si realmente es una balada o no, en parte por Udo y en parte por las guitarras, pero después de él siempre hay un endulzamiento de estas, ya sea en forma de fraseo o de solo, que nos devuelve a ese riff de balada, si no al 100%, sí al 90%.

Cerraba la cara A ‘Son of a Bitch’. En contraste con lo que Udo decía de ella, que he mencionado al principio, está la opinión de Wolf Hoffmann al respecto: ‘No recuerdo si ‘Son of a Bitch’ se escribió sobre una persona en particular.

Sin embargo, sí recuerdo que solíamos hablar con nuestros amigos y bandas estadounidenses y les preguntábamos sobre las combinaciones de palabras más mezquinas que conocían. SOB fue más o menos el resultado”.

Un tema completamente polémico, que por supuesto no se libró de la censura como recuerda Wolf: ‘En el lanzamiento inicial, pensamos que sería una buena idea ‘Censored’ en las notas de la canción para evitar cualquier controversia.

Bueno, resulta que causó más controversia de esa manera y todo el mundo quería saber quién la censuró. Finalmente, en la versión B de la canción sin letra dura, el coro dice ‘Born to be whipped’ (nacido para ser azotado)’.

Aparte de su polémica letra, la canción viene gobernada por su potente riff de guitarra, por la voz de Udo, que por momentos se desgañita de lo que lo vive, así como por su famoso estribillo. La completan algún adorno de guitarra en plan medieval y un extenso solo de guitarra que Udo interrumpe constantemente para gritar ‘Son of a Bitch’, toda una declaración de intenciones.

La cara B empezaba con ‘Burning’, otro temazo histórico de la banda, sin ir más lejos fue el elegido para cerrar el repertorio en la gira de clásicos de Accept que Udo emprendió bajo el nombre de Dirkschneider.

Grabada con falsa ambientación en directo, es excelente y se nota como lo disfrutan en la interpretación. Abre con una potente guitarra a la que se le une primero la otra guitarra, luego la sección rítmica y por último Udo con un potente aullido.

El riff, rockero a más no poder, ya dibujado por las guitarras en la intro, nos conduce a un estribillo creado para ser chillado que no llega hasta mediado el tema y que en su primera entrega desemboca en un buen solo.

En la segunda entrega del estribillo nos encontramos a Udo simulando hacer cantar al respetable a grito pelado, mientras que la tercera nos conduce a un final de tema tipo bajada de volumen que, aunque no es mi tipo favorito, tengo que reconocer que en esta ocasión no les queda mal.

En ‘Feelings’ nos encontramos ante un tema gobernado por un riff metálico de corte clásico y, sobre todo, la poderosa voz de Udo, que en el estribillo por momentos roza la estridencia. En el último tercio del tema nos encontramos un solo con dos partes claramente diferentes, lo que invita a pensar quela interpretación corre a cargo de ambos guitarristas, y que se prolonga con unos buenos fraseos de guitarra.

El tema se cierra de nuevo con el truco de la bajada de volumen, que esta vez, a mi modo de ver, les queda bastante peor.

‘Midnight Highway’ es el quinto tema del disco que pudimos disfrutar en la gira de Dirkschneider. Un delicioso riff cargado de melodía nos conduce a través de un tema con un cierto aire comercial que se manifiesta especialmente en el riff.

Gran trabajo de Baltes y de Kaufmann en los coros escoltando a un no menos brillante Udo, y de las guitarras, tanto en el breve solo como en los maravillosos y melódicos fraseos del estribillo.

‘Breaking Up Again’ es el tema que se canta Peter Baltes. Una sentida balada dominada por las guitarras acústicas durante más de medio tema, de hecho las guitarras eléctricas aparecen pasado el ecuador del tema en una especie de parte instrumental que engloba un extenso solo, y que termina poco antes del final con un brevísimo retorno de las guitarras acústicas.

La batería de Stefan Kaufmann nos introduce a ‘Down and Out’, el tema que cierra el disco. Pese a tener un buen riff de guitarra y a un Udo que canta a pleno pulmón, por momentos se vuelve caótico, aunque merece la pena destacar tanto el solo de guitarra, muy en la línea de los duelos Downing-Tipton de Judas Priest, como los fraseos que ornamentan el final de la canción.

Pese a ser un gran disco y, sin lugar a dudas, responsable del inminente éxito de Accept, al igual que su predecesor, ‘I’m a Rebel’, no logró captar la atención de las listas musicales. Algo que tampoco consiguieron los tres sencillos que se extrajeron de él: ‘Burning’ (febrero 1981), ‘Breaker’ (abril 1981, editado sólo en Japón) y ‘Starlight’ (diciembre 1981).

Sin embargo, ‘Breaker’ marca claramente el inicio a una nueva etapa en la carrera de la banda, que entre otras cosas les sirvió, como he comentado al principio, para ser teloneros de Judas Priest y tocar en ocho países europeos, y también para captar la atención del público fuera del viejo continente.

En resumidas cuentas, un pedazo de disco y otro pedacito de historia de nuestro amado Heavy Metal que merece la pena ser escuchado con atención. ¡Disfrútenlo!.

Fuente: mariskalrock.com

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