El Punk sudamericano, en su cara más melódica, pareciera tener como epicentro la ciudad de Quilmes. Desde su debut con el álbum Punkypatin (1995), Eterna Inocencia ha desarrollado un sello personal que hermana la rabia denunciante del Hardcore-Punk con la melodía de las buenas canciones. La herencia de Ramones, Social Distortion y Bad Religion, con Violadores en los ’80, y Attaque 77 y 2 Minutos en los ‘90s erigiéndose como los íconos supremos. Nombres fundamentales para que los de Quilmes tomaran la antorcha del punk melódico y sus letras enfocadas en el amor, la rabia, el feminismo y los derechos del niño, formen parte del cancionero obligatorio para sus seguidores, siempre dispuestos a dejar la vida en cada presentación de Eterna Inocencia, hasta las lágrimas y el sudor si es necesario. Y su más reciente producción, titulada No Bien Abran Las Flores (2022), es una muestra de vigencia y consecuencia que para su nuevo retorno a Chile, aparece en el momento justo, tras a una larga espera de casi una década desde el anterior Entre Llanos y Antigales (2014).
Al regreso de Eterna Inocencia a nuestro país, se sumaron otros conocidos de allende Los Andes, con base en Mar del Plata. Loquero, referentes supremos del circuito Underground en Argentina, con más de 30 años de carrera y un catálogo discográfico donde destacan tanto sus míticos demos como sus álbumes en estudio. Y su relación en Chile no puede ser más especial, lo que va más allá de sus primeras visitas en los albores del milenio actual. Durante los días del Estallido Social en nuestro país, el Parque de los Reyes los recibió en un cartel 100% organizado de manera independiente, liderado por nuestros próceres de Los Peores de Chile y marcado por un ambiente de rebeldía y fiesta a la usanza del D.Y.I. (“do it yourself”, hazlo tú mismo) como principio de trabajo y pensamiento. Y apenas se anunció su retorno junto a Eterna Inocencia, con el Teatro Coliseo como punto de reunión, la caldera
Cómo pasadas las 20 horas, y mientras el recinto de Calle Nataniel se repletaba en masa, ‘Muchachas’ da el primer cañonazo por parte de Loquero. Empieza la fiesta y los liderados por Chary echan la casa por la ventana, con un repertorio derechamente matador, y un sonido potente a pesar de no ser ‘perfecto’. Seguida inmediatamente por ‘Ansiedad’, ‘Check to Me’, ‘The Vegan’ y ‘Mariposas’. En medio, las imágenes del escenario proyectan la foto de Lucas González, un joven futbolista de 17 años que en (2021) fue asesinado por agentes policiales durante un supuesto control de identidad. Uno de los hechos lamentables que tienen en la mira a la Policía argentina desde hace unos años y que motivó a la gente a protestar en masa contra dicha institución por sus criterios cercanos al ‘gatillo fácil’.
‘Rusitas’, el medley ‘Cucarachas/Golpe Baj’, ‘Belleza’, ‘Guardame’ y ‘Era un Día Perfecto’, desfilan todas bajo un espíritu de consecuencia que no decae en lo absoluto. Sobrecoge el temple de Chary al interactuar con el público, así como el mensaje que entrega de manera natural y con la clase de los grandes. ‘Nadie es una isla’, proclama mientras presenta ‘Isla’, una de esas canciones en que dentro del pogo también brinda plaza a la emoción de los himnos de la vida. Esa misma emoción que a algunos presentes se les chorreó al punto de subirse al escenario, aunque sin llegar a nada grave. Pura fiesta, pura alegría, donde puedes expresar cómo te sientes sin transar un ápice de tu actitud combativa.
¿Cómo decirle no al grito de libertad que es ‘Espabile’? Mucho menos permanecer impasible a ‘Barrio Niebla’ y las palabras de Chary sobre los orígenes sociogeográficos de Loquero, una banda que encarna los valores del Punk en su esencia, en el origen y las circunstancias. Al mismo tiempo, podemos apreciar las virtudes de Yamandú en las seis cuerdas, un tipo con exquisito gusto y con un sello contundente para lo que necesita un estilo que va al hueso. Son esos rasgos que marcan la diferencia sin sacrificar su identificación. Como queda más que claro en ‘Frío’, ‘La Misión’, la poesía minimalista de ‘Corazón Mojado’, el ritmo a media máquina de ‘Spiritual Blondie’ y el pulso ágil de ‘Desde Aquí’, todas desfilando y corriendo como el viento, intercalando momentos emotivos para desgañitarse la garganta con espasmos de moshpit en la cancha.
Para el cierre, la dupleta con ‘Ghost in the F.O.R.a.’ y ‘Atlántida’, con Guille de Eterna Inocencia y nuestro Pedro López, guitarrista y fundador de BBS Paranoicos, este último dedicando el broche a Mauricio Morales, ‘El punky Mauri’, quien murió en 2009 en circunstancias lamentables. Si para ellos les va tanto los 60’ minutos de Punk Rock desde el estómago como la efectividad de un repertorio alto en himnos, es porque la música lo amerita sin pero que valga. Loquero en vivo es consecuencia y actitud a prueba de balas y prejuicios.
A eso de las 21:30 aproximadamente, los cuatro golpes que dan el vamos a ‘Viejas Esperanzas’ terminan con la larga espera de… 5 meses!. Larga para quienes dejan la vida y la sangre por Eterna Inocencia, sin duda líderes sin discusión del Hardcore Melódico en Sudamérica. Y el término ‘Hardcore’ adquiere sentido en ‘A los que se han apagado’, una señal de que esto empieza con todo. Y así lo hace sentir Guille, un frontman que entiende a la perfección eso de que ‘las canciones le pertenecen a la gente’, pues el tipo se acerca a la gente y se para a los extremos del escenario con la disposición de que la gente se haga una sola voz. Hermoso, no puede ser de otra forma.
‘A Elsa y Juan’, ‘Tu Mirada’, ‘Trizas de vos’ y ‘Despedida’, están hechas para romper la voz hasta las lágrimas, y así lo hace saber un Teatro Coliseo cuyo sector cancha era un mar de gente. Al igual que ‘Me Llevaras’, ‘Cassiopea’ y ‘Hojas Amarillas’, todas dando cuenta de la orientación melódica de Eterna Inocencia y la fuerza que estas piezas cobran en el directo, con el público transformando la jornada en un Karaoke Punk, donde cada pasaje es un himno por derecho propio. Sí, Eterna Inocencia en el directo es una colección de himnos de la vida, y a los fans les da igual lo que pienses al respecto.
Marcando el contraste con sus éxitos más transversales, la urgencia de ‘Mis Maestros’, ‘Puente de Piedra’, ‘Cosas por Hacer’ y ‘La Radio Comunitaria’ le suben la intensidad hasta motivar el mosh. Y en ciertos momentos, los cuerpos volando y flotando sobre el mar de gente, y el par de fans abrazando a Guille en el escenario -y con la seguridad en algún momento sobrepasada-, conforman la postal de una montaña rusa de sensaciones y estados de ánimo, tan disímiles en apariencia pero unidas alrededor de un principio de hermandad. O como el propio Guille lo expresa cuando menciona la idea de girar junto a Loquero, es una cosa de juntarse a comer y ponerse de acuerdo para compartir lo que realmente importa. Eso que en ‘Cuando salgo a tocar’ se materializa en una comunión con pocos precedentes en la última década, con Roy Ota Y Fede Lombardi conformando la pared guitarrera pintada de tonos múltiples, y la dupla rítmica del bajista Alejandro Navajas y el baterista Germán Rodríguez proporcionando seguridad y movimiento a una máquina de funcionamiento constante.
Tras el final de dos horas de música intensa, con ‘Vamos mi Vida’ cantada como si fuera un partido de fútbol, nos queda la reflexión sobre lo que provoca Eterna Inocencia en su hinchada fiel. No es sólo un género musical o una receta ganadora, sino el producto de quienes ven el punk una vía de escape y expresión cuando la dificultad se vuelve sofocante. Como lo expresan en ‘Viejas esperanzas’: ‘…y lo que ayer fue todo para nosotros, las islas más verdes hoy son solo un recuerdo que socavará en lo profundo de mi alma’. Sólo por ellos, y por nosotros, la nostalgia resulta bienvenida siempre y cuando se mantenga el espíritu contra viento y marea con el paso de los años. En su labor de heraldos de la vieja esperanza, Eterna Inocencia se las manda para que el mensaje sea entregado hasta en el último rincón y dejando la última gota de sudor. Como tiene que ser el punk.