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De todas las visitas anteriores de Agnostic Front en Chile, la de 2012 en el Caupolicán debe ser la más recordada, y por razones (casi) totalmente ajenas a la música. Los incidentes a la entrada del recinto que derivaron en el uso de gas lacrimógeno por Carabineros –“los amigos en su camino”, como les decíamos coloquialmente en Chile-, marcaron a fuego un momento inolvidable, de los que definen el Hardcore-Punk más allá de la convención musical. No es para menos tratándose de una agrupación con más de 40 años en la ruta y estandarte de una identidad cuyo propósito no puede ser más claro; mandar todo a la cresta, sobretodo al status quo en todas sus formas.
El recuerdo tumultuoso de aquella noche hace 11 años se hizo latente apenas pasaban los días hasta ayer jueves 9 de noviembre en el Teatro Coliseo de la capital. Y es que el legado de la banda comandada por los históricos Roger Miret y Vinnie Stigma sobrepasa generaciones de la misma forma que lo hacen el Metal en todas sus variantes y, por qué no, el Rock Progresivo. Al menos es el fenómeno que se da en Chile, y la escena del New York Hardcore que se tomó por asalto el panorama musical en USA durante los ’80s, nos dejó una forma de pensar y ver las cosas que trasciende todo tipo de barreras.
Arrancando la maratón de agresividad y música callejera en el recinto ubicado en calle Nataniel Cox, Entrefuego dio el vamos con una muestra contundente de crossover-thrash a la vena. Son 25 años de carrera resumidos en una paliza que no deja ilesos, con ‘¿Quienes?, ¿Cuáles?’, ‘Cenizas’, y ‘Sembrar’ resaltando una potencia abrumadora. Incluso a pesar del muy escaso público presente a esas alturas del día (empezó cerca de las 17 horas), siempre será un gusto -y una necesidad- tamaña dosis de música extrema con temple calleja. Había que empezar con un golpe de eficacia y Entrefuego lo hace como si la vida se le fuera en ello. Y así debe ser.
Con todo nomás, y cumpliendo a cabalidad con los horarios de producción, Cambio de Orden hace su trabajo en base al Hardcore que respira desde lo más cuma. Con un sonido que bebe directamente de nombres como Cro-Mags, Sick of it All y el Thrash Core de S.O.D., no necesitan nada más para sumergirnos en su podredumbre sónica. ‘Nuevos Tiempos’, ‘Codicia’, ‘Alma, Sudor y Sangre’ y la infaltable ‘Contracara’, todas muestras de un estilo impulsado por la agresividad contra la injusticia y la mierda de la vida. Y un recordatorio de lo que hace especial esta corriente musical: si tienes 5 o 10 minutos sobre un escenario, tienes que dejarlo todo o no dejar nada.
A eso de las 19 horas, es el turno de Los Problemas. El conjunto liderado por el entrañable Andrés Lecaros (reconocido en la escena local por su paso en bandas legendarias como Curasbún), cultiva un estilo empapado en Punk Oi! y los capítulos más bestiales del movimiento Street Punk UK82. Y es cosa de escuchar su recién estrenado LP titulado El Último de Su Especie, el cual refleja su gusto por The Exploited y G.B.H. como guía hacia un sello cuyo propósito es, simplemente, refregarte las verdades en la cara.
Y es necesario detenernos un poco en la propuesta de Los Problemas, porque, además de la solidez musical ya probada, hay que destacar el espectáculo a ofrecer. Porque ver a Andrés vistiendo la banda presidencial en el arranque con ‘Malas Costumbres’ y después mandando la ‘formalidad’ al carajo mientras narra con todo desparpajo sus historias en ‘Destornillador’, y terminar vomitando una enorme versión de ‘No me Importa’ -con sus chuchadas adjuntas-, es lo que define el Street Punk desde la tripa y las ganas de barrer con toda autoridad existente y por haber. Es todo eso lo que define a Los Problemas bajo lo simple de su nombre, porque esa es la idea: molestar, desagradar, ser la pulga en la oreja de la corriente principal.
Además del combinado nacional, el espacio para la potencia sudamericana está asegurado con nombres de la talla de Madbrain. Desde la altura de Quito, nos traen una fusión letal de Metal y Hardcore con elementos del Hip-Hop a la usanza de Biohazard y Earth Crisis, yendo de la mano con la entrega obligatoria en esta pasada por suelo chileno. Y de qué manera llevan a cabo lo que predican en su acotada discografía, llevando la intensidad de su estilo al nivel que requiere la música salida de los barrios bajos.
No es de extrañar que Resurgir (2010) aportara casi todo el repertorio. ‘Mientes’, ‘Psicópatas’ el tema titular salen a atacar sin preámbulo, reluciendo la jerarquía de Madbrain como referente absoluto del género a nivel sudamericano. La forma en que Washo Orellana se dirige al público, al punto de bajar a la cancha en la intro de ‘Respiro’, no se compara con nada y nos queda grabada la postal de una banda que descarga toda su artillería de riffs y groove pulidos en la calle, donde se escribe la historia. Con lo justo, Madbrain gana sin apelación y deja el Coliseo como una caldera. Una de las tantas impresiones que nos queda, incluso obviando con todos los motivos válidos el plato de fondo. Lo cual no es menor y nos habla de los movimientos telúricos que azotan a todo un continente en esta parte del globo.
Con la cancha del Coliseo hirviendo y entregado a lo que viniera, bastó con la intro de ‘The Good, the Bad & the Ugly’ para que el riff asesino de ‘AF Stomp’ desatara el desmadre. Seguidas y sin pausas, las fundamentales ‘The Eliminator’ y ‘Dead to Me’, ambas con un par de décadas de diferencia pero con el sentimiento de hermandad hasta el sudor moviendo la centrífuga humana. Y es ahí donde Roger Miret, uno que algo sabe de romperse la espalda por sus principios, entabla lazos de piel con una fanaticada que no le importa nada ajeno a la música.
‘A mi Manera’, en perfecto español y bien clara respecto a lo que es Agnostic Front más allá de una escena o un género. Mientras que ‘Only in America’ y ‘Old New York’ nos traen el hedor de las cloacas neoyorkinas, el lado marginal de una ciudad que se jacta de su aire liberal ante el resto del orbe. Pero ‘For My Family’ y ‘Friend or Foe’ están ahí para recordarnos que debajo del lado conflictivo que implica la música en apariencia, también hay un sentimiento de comunidad y amor hacia los nuestros. No sólo hay Hardcore en quienes tocan un instrumento o asisten a los conciertos, sino en quienes se levantan a las 5AM para amasar el pan y darle de comer a los pequeños. Y eso es lo que hace de Agnostic Front un nombre obligatorio no dependiendo de la etiqueta, sino valiéndose de la integridad que abrazan sus fans.
‘Pauly the Dog’, ‘Never Walk Alone’, ‘Peace’ y ‘Crucified’ -original de los míticos Iron Cross–, todas una a una transformando la cancha del Coliseo en un campo de desastre. Y también nos deleita con el humor de Vinnie Stigma, un guitarrista de talento extraordinario que se da el tiempo para tomar el micrófono, como si se tratara de una fiesta entre amigos de toda la vida. Por algo son cuatro décadas sin interrupción junto a Roger, y el Hardcore-Punk requiere no sólo el dominio instrumental, sino proyectar aquello en tu música, en lo que crees. Y lo más importante: ser tú mismo ante quienes realmente te conocen y aman lo que haces.
El océano de cuerpos y zapatillas volando, una imagen a enmarcar durante la cuadrilla formada por ‘Victim of Pain’, ‘Blind Justice’ y ‘Gotta Go’. Repertorio 100% vieja escuela, reforzado con un sonido impoluto y colmado de una identidad que quizás hoy podría ser una fórmula pero que en los ’80s provocó un terremoto a la par que su hermano el thrash metal. Y es la sensación que nos impregna Agnostic Front a su manera, mientras ‘Police State’, ‘Take me Back’ y ‘Addiction’ completan el set dejando en claro, en buen chileno, que la música para mandar todo a la conchadesumadre supera el terreno de la metáfora.
Con el final de la mano del megaclásico “Blitzkrieg Bop” -¿necesita presentación?-, nos queda algo más que satisfacción. Y tiene que ver con el orgullo de pertenecer a una comunidad que transpira y muere por la música subterránea. La mayoría no lo entenderá, pero quienes damos la vida por los nuestros podemos ver lo esencial. Como en la New York de 1985-86 o el Londres del ’82, el Hardcore-Punk se resiste a cualquier tendencia impuesta por la industria. Y si alguien aún duda de aquello, Agnostic Front te lo enrostrará a su modo.
Texto: Claudio Miranda
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