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Es por todos conocido que cuando se anuncia la visita de cualquier agrupación internacional en nuestro país, se genera una interesante mezcla de emociones entre sus seguidores, la cual suele demostrarse posteriormente durante el show, allí convergen la pasión, la emoción, el fervor, al punto tal de que muchas veces estos artistas logran arrancar lágrimas de sus más devotos fanáticos y (por qué no decirlo), también de aquellos que fueron por curiosidad, por acompañar o por alguna otra agrupación presente en el cartel.
Para quienes tenemos la responsabilidad de escribir la crónica de un show en vivo, resulta todo un reto intentar transmitir con palabras algo que de buenas a primeras no es tangible por sí mismo, algo que sencillamente hay que vivir, hay que sentir, algo que en definitiva es un flujo de energía que remueve las fibras de cada uno, algo mágico y eso precisamente (magia pura), fue lo que vivimos el pasado domingo 16 de octubre bajo la cúpula del Luna Park.
A las 19 horas comenzaba su presentación la banda argentina de metal sinfónico Boudika, quienes desde el primer segundo lograron captar la atención tanto del público presente como de quienes continuaban ingresando al recinto.
La banda hizo un repaso de los temas más representativos de su carrera, moviéndose con gran seguridad sobre el entarimado, siempre de la mano de su carismática cantante la soprano Evelina Giusti, quien no solo destaca por su coloratura lirica sino también por aderezar su interpretación con otros matices vocales.
Durante su show aprovecharon para saludar a las madres en su día y para regalar algunos ejemplares de su más reciente trabajo discográfico a la audiencia. Se retiraron con una salva de bien merecidos aplausos.
Desde Headbangers Latinoamérica queremos felicitar de corazón a la banda Boudika por dejar bien en alto la bandera de nuestra música en este show.
El ambiente que se vivía en el Luna Park para ese momento era el típico de cualquier reunión de amigos, sonrisas, reencuentros y por supuesto algo de expectativa por ver que se traían los Beast in Black, quienes habían dejado un listón muy alto en su presentación la noche anterior en El Teatrito, lo que hacía que muchos de los presentes se preguntasen si realmente la banda podría superarse a sí misma en este show.
A la hora señalada los oriundos de Finlandia comenzaban su descarga con “Blade Runner”, “From Hell With Love”, “Beast in Black” y “Born Again” convirtiendo inmediatamente al reciento en un inmenso salón de fiestas, la precisión en la ejecución lo impecable de su sonido, el uso de secuencias de teclado y backing tracks de voces perfectamente sincronizado aunado a ese estilo tan particular que manejan donde se amalgaman el metal con el pop y el disco music de los 80s hacen de Beast in Black una banda absolutamente demoledora en directo y a la que los discos de estudio no le hacen justicia; no hay forma de permanecer impávido ante su música y probablemente antes de que te des cuenta estarás saltando y repitiendo sus estribillos pegadizos sin ningún tipo de vergüenza.
El vocalista Yannis Papadopoulus (de origen griego), hace gala no solo de un gran registro y fuerza vocal sino de un dominio absoluto sobre el escenario, así como un estado físico envidiable, corriendo de un lado al otro del entarimado dirigiéndose a la audiencia en un inglés muy bien pronunciado, fácilmente entendible para quienes tenían al menos una noción básica.
Siempre risueño se refirió al show del día anterior, agregó que nunca antes habían encabezado un cartel y que los asistentes los habían hecho vivir una noche muy especial, preguntando luego si el Luna Park sería capaz de superar dicha experiencia.
Por supuesto, la reacción de los presentes no se hizo esperar y a la fiesta se sumaron los canticos de “ole ole ole pela pela” (en cariñosa alusión a la calvicie del vocalista), en un ambiente de felicidad total.
Pasan los minutos y los Beast in Black lejos de dar muestras de cansancio continúan desarrollando su set con intensidad, se nota claramente que tienen un estudio a conciencia de su escena y cada movimiento es calculado, además de eso hay apoyo vocal por parte de la guitarra el bajo y la batería, así como distintas coreografías que fácilmente pueden recordarte a bandas como Kiss, Wasp, Scorpions o Accept, a todo esto hay que sumarle la particularidad de sus letras, todas ellas basadas en el manga Berserk, creado por Kentaro Miura y posteriormente adaptado al animé.
Así las cosas, los temas “One Night in Tokyo”, “Blind and Frozen” y “End of the World” anuncian el fin de la fiesta (al menos por un momento), Beast in Black se retiran completamente ovacionados, luego de un show compacto, muy bien logrado sin baches y de una compenetración con el público quizá impensada para quienes no les conocían, dejando la escena servida para el plato principal de la noche, los también finlandeses Nightwish.
Liderados por Tuomas Holopainen, Nightwish cuenta con una ferviente legión de seguidores en todo el mundo, pero particularmente en Latinoamérica y específicamente en Argentina, dicho fervor es casi religioso, lo que convierte cada visita de la banda en una verdadera liturgia musical de índole místico, muy apropiada para una banda que es capaz de recrear a través de su música diferentes matices siendo altamente influenciados por el cine, la literatura y el Folklore Nórdico.
Durante sus 26 años de existencia, Nightwish ha sabido sortear las vicisitudes y sinsabores de la industria musical sin hacer concesiones, sobreviviendo inclusive a la marcha de músicos emblemáticos, quedando (hoy en día) de la formación original el guitarrista Emppu Vuorinen y el propio Holopainen. Su última visita a nuestro país databa del 2018 y estos 4 años de espera no hizo sino aumentar el nivel de ansiedad y las ganas de sus más fieles seguidores por verles descargar en directo una vez más.
“Noise”, “Planet Hell” y “Tribal” fueron la triada elegida para abrir fuegos por parte de Holopainen & Cia apoyados por una iluminación e imágenes de backing absolutamente impresionantes, la banda suena compacta, en el volumen preciso y Floor Jansen (como es su costumbre) con un desempeño escénico y vocal absolutamente perfecto.
Luego de dirigirse a la audiencia Nightwish vuelve a la carga con “Élan”, seguido por “Storytime” y “She Is My Sin” desembocando en una muy sentida y espectacular interpretación de “Sleeping Sun” por parte de Jansen que hizo derramar lágrimas de emoción a más de uno.
Transcurría la noche y los finlandeses continuaban dando un espectáculo que casi podríamos decir que ejercía un flujo hipnótico para quienes estábamos bajo la cúpula de Luna Park, sonido, iluminación, así como la proyección de las imágenes eran parte del engranaje de una fábrica de sueños.
Así las cosas, llegamos a “I Want my Tears Back” donde el público llevó las cosas a un nivel tan alto entre la euforia y los saltos que la propia Floor Jansen comentó “… por un momento pensé que el suelo se abriría de tanto saltar…”, casi sin pausa la banda continua su performance y previo a la interpretación del clásico “Nemo” Troy Donockley (talentosísimo multi instrumentista británico) comentaba “en Brasil alguien nos dijo que en Argentina no cantaban, espero que me demuestren que se equivocaba” lo cual provocó como es lógico, risas, abucheos y los respectivos cánticos tan típicos de los shows en vivo y que suelen dejar encantados a los artistas que nos visitan.
Mención aparte merece la versión acústica de How’s the Heart?, ante la cual nadie, absolutamente nadie pudo permanecer impávido ante la extraordinaria interpretación de Troy y Floor.
Con un Luna Park literalmente embrujado llegamos a “Ghost Love Score” el cual debe ser uno de los temas más exigentes y difíciles de interpretar dentro del vasto repertorio de los finlandeses, sin embargo, si a alguien le quedaba alguna duda de lo que Floor Jansen puede hacer con su voz estas fueron completamente disipadas, su entrega, sus arreglos vocales, su interpretación y esa envidiable capacidad de cambiar la coloratura vocal de lirica a popular sin que se note un cambio brusco en la transición llevó a la audiencia por un mar de emociones hasta que sobre el final todo el Luna Park se puso de pie ovacionándola merecidamente.
“The Greatest Show on Earth” nos anunciaba el final de un show que nadie quería que terminase y así mientras todos cantaban el “We Were Here” entre las imágenes que acompañaban el tema apareció la del siempre recordado Alexi Lahio (Children of Bodoom) quien falleció en el 2020 lo cual no pasó desapercibido para nadie.
Como guinda del pastel, mientras suena la pista de “All the Works of Nature Which Adorn the World: Ⅷ. Ad Astra” vemos como Floor Jansen queda completamente sola en el escenario interpretando las partes vocales que le corresponden, redondeando así una noche perfecta.
Bajo la promesa de un pronto regreso Nigthwish abandona el escenario mientras los fans van poco a poco despertando de un verdadero viaje épico, como si realmente volvieran del mundo onírico en una noche absolutamente mágica.
Nightwish, una historia de auge, caída y gloriosa resurrección.
¡Hasta la próxima crónica!
Producción: NWM Productions
Prensa: Gaby Sisti Press
Fotos: Christian Giusseppe Odreman
Crónica por: Joad Manuel Jiménez Vásquez
BOUDIKA
BEAST IN BLACK
NIGHTWISH