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El jueves 27 de abril se vivió una jornada deslumbrante en el Teatro Caupolicán junto a los australianos de Parkway Drive quienes abrieron el show de Lamb of God, cargados del más puro Metal.
Parkway Drive
Por su parte, Parkway Drive se posiciona en la tarima con 10 minutos de adelanto al horario acordado y con una euforia que despertó al público en breves minutos con sus primeras canciones ‘Glitch’ y ‘Prey’, donde se notaban los saltos y la emoción a mil.
Para ‘Carrion’ y ‘The Void’ los mosh y gritos también se hacían notar y pues es de esperarse, con la tremenda propuesta que traen los chicos junto a su gran sonido ligado al metalcore. La emoción sigue en ‘Soul Bleach’ y ‘Vice Grip’, donde su vocalista, Winston McCall, habló acerca de la alegría de estar en nuestro país y con la gran cantidad de personas que casi repletaban el recinto de calle San Diego, llevándose fuertes aplausos que nos derivaron a ‘Dedicated’ y ‘Karma’, momento en donde los integrantes Jeff Ling (guitarrista), Luke Kilpatrick (guitarrista), Jia O’Connor (bajista), Ben Gordon (baterista) y Winston (vocalista), nos deleitan con sus habilidades musicales que no dejaron a nadie exento de mover la cabeza al son de sus potentes instrumentos.
Los crowdsurfing también se hicieron notar en ‘Bottom Feeder’ y es algo casi obvio, entre tanta potencia es imposible no dejarse llevar por el momento. Pasando lo mismo con los repetidos mosh que se generaban con ‘Crushed’ que fue elevando su sonido levemente para así culminar con ‘Wild Eyes’, un recorrido completo a su discografía en tan solo una hora de presentación, pero que dejó los ánimos encendidos para el plato principal.
Lamb of God
A las 22:15 se dio inicio al brutal retorno de los estadounidenses de Lamb of God, quienes con una leve intro dan el puntapié con ‘Memento Mori’ y ‘Ruin’ en donde rápidamente visualizamos mosh, saltos y una marea de gente que iba y venía entre tanta adrenalina que se hacía notar.
Sin respiros y entre un gran moshpit se enlista ‘Walk with Me in Hell’ y ‘Resurrection Man’, Randy Blythe (voz), Art Cruz (batería), Mark Morton (guitarra), John Campbell (bajo) y Phil Demmel (guitarra y reemplazo a Willie Adler) daban todo y más de sí mismos, enloqueciendo a sus fieles con ‘Ditch’ y los puños en alto con ‘Now you’ve Got Something to Die For’.
Tras saludar y dar algunas palabras de alegría y ver miles de celulares grabando dicho momento, se da paso a ‘Contractor’ que dejó toda su brutalidad a la vista y presenciamos además como la gente de Platea se bajaba a Cancha para adecuarse más al remezón que significa la banda.
Antes de ‘Omerta’, se hace una leve pausa para tomar un poco de aire y luego retomar el tremendo espectáculo que se estaba desarrollando. Sigue el crowdsurfing, los saltos y gritos de emoción en conjunto de ‘Set to Fail’ al igual que pasó con ‘Omens’ y la resonante ‘11th Hour’ que nos guiarnos a una de las más reconocidas y esto se hizo notar con los cánticos y ovaciones al quinteto en ‘512’ donde Randy dice estar orgulloso de su ‘familia’ (haciendo alusión a la fanaticada) y dejó su micrófono a cargo de las fuertes voces casi la mitad de la canción.
Fuertes palmas y headbangings se unieron a ‘Vigil’ y ‘Laid to Rest’ que llegan al clímax del show para que luego, Randy se despidiera de la gente junto a sus contentas palabras de estar de vuelta en los países del fin del mundo y sumó además un leve baile de reggaeton con el ritmo de la batería del virtuoso Cruz para que luego de esto, Blythe pida tocar música de verdad y tras unos golpes más rápidos en el instrumento, se entona ‘Redneck’, otra de las más disfrutadas en su totalidad por todos los presentes.
Una velada inmensa y llena de la más grande energía y brutalidad que dejó a todos pagados tanto por los años de espera como el mal horario del show, que la gente dio a conocer en redes sociales. Aún así, el agradecimiento fue mutuo entre banda y fans, quienes salieron más que felices del recinto y esperan volver a ver pronto a ambas agrupaciones.
Texto: Andree Sepulveda