¡Sigue las mejores noticias en HeadbangersLA!
Tras encabezar la gira más grande y exitosa del 2022 en Estados Unidos, los británicos Def Leppard y los norteamericanos Mötley Crüe trajeron a nuestras tierras The World Tour, el candente espectáculo cargado de hairspray, animal print y nostalgia al más puro estilo de los años dorados del Rock, pasará a la historia como una muestra ejemplar de primer nivel para la industria musical.
Los novatos Whisky Blood, quienes se hicieron populares tras encadenarse afuera de un canal de televisión, fueron los encargados de abrir los fuegos de esta noche después de una extensa y mediática campaña que los llevó a ser ganadores del Special Guest de DG Medios a través de likes en redes sociales. Los nacionales salieron a escena en el Estadio Bicentenario pasadas las 19 horas derrochando una energía maratónica. Si bien siempre habrá una diferencia considerable entre las bandas teloneras y las principales, a nivel sonoro fue abrupto, con desniveles notorios, desafinaciones en las cuerdas y también vocales. Desde el público se notaba el nerviosismo y la falta de experiencia de los músicos sobre el escenario, quienes enredaban constantemente sus cables y sin saber muy bien para donde moverse casi chocaban entre ellos, sin embargo, aprovecharon el espacio para exponer su arte, darse a conocer por primera vez en un escenario de alto calibre y cumplir un sueño a punta de esfuerzo y perseverancia. El resto queda a criterio de los asistentes.
Tras 15 minutos de cuenta regresiva y con gran ansiedad, el público espera la salida de los icónicos Def Leppard, quienes a punta de vibrantes colores comienzan su presentación con ‘Take What You Want’ de su último disco Diamond Star Halos lanzado el pasado año. Le sigue ‘Let’s Get Rocked’, el primero de muchos clásicos que empaparían la jornada. El sonido reverberado de la caja de Rick Allen nos transporta automáticamente a 1992 y toda la era del post-glam. Tras un breve agradecimiento comienza ‘Animal’, ya con los niveles a tope y dando clases de ecualización sonora. El juego de voces suena poderoso y Joe Elliot da cátedra sobre cómo llegar a las 6 décadas de vida en perfecto estado vocal, alcanzando sin problema todo rango sin necesidad alguna de bajar los tonos como muchos de sus colegan hacen. En un atardecer piromaníaco suena ‘Foolin’ donde podemos apreciar también el gran carisma de la agrupación, quienes aprovechan la explanada total del escenario para interactuar con su público.
Tras la presentación del guitarrista Vivian Campbell suena ‘Armageddon It’, una de las favoritas definitivamente, con impresionante precisión en las percusiones y un juego a 5 voces que sorprende a todos los que estamos más acostumbrado a escuchar los coros a través de secuencias de soporte en la mayoría de los shows. Tras una breve introducción sobre su último lanzamiento realizado en pandemia, Elliot presenta ‘Kick’ mostrándose seguro y tranquilo mientras domina el escenario completamente con su presencia.
La siguiente sección fue quizá la más emotiva, comenzando entre luces moradas y rojas con el clásico ‘Love Bites’ que hizo a todos sacar el paquetito de pañuelos Elite y corear a moco tendido uno de los muchos hits del Hysteria de 1987, preguntándonos quien le habrá hecho tanto daño a esa pobre gente. Ya recomponiéndonos, llega la ostentosa presentación de Phil Collen y suena ‘Promises’ entre visuales azuladas, donde se destaca también la performance del bajista Rick Savage quien no pierde oportunidad alguna para acercarse al público y hacerle una que otra gracia, repartiendo besos por montones.
Contando con una imponente pasarela que llegaba hasta la mitad del sector frontal de la cancha, se ubica al final el cuarteto de cuerdas (incluyendo a Elliot en acústica) y con una ovacionada presentación a cada uno de los músicos que componen a la agrupación inglesa, suena ‘This Guitar’ que incluyó un sorprendente solo electroacústico de Collen. Le sigue de inmediato otra de las baladas clásicas que conmociona a la audiencia: ‘When Love And Hate Collides’, presentándose de forma híbrida en crescendo, partiendo por una sutil y tierna versión unplugged a dúo, para terminar entre bombos y platillos con una explosión musical para el recuerdo.
Volviendo al poder de las cuerdas, suena el imponente riff de ‘Rocket’, otra de las favoritas más coreadas de la noche, con los fraseos pegotes y contagiosos que caracterizan los hits de Def Leppard. Le sigue de inmediato ‘Bringin’ On A Heartbreak’, la última gran power ballad de la noche que termina por desprender lágrimas antes de la impactante sección instrumental de casi 10 minutos que dio palestra a los músicos entre acoples armónicos, solos y una sección de batería que nos recuerda que parte importante de la historia de la banda es el accidente que tuvo Allen en 1984, donde a punta de resiliencia este increíble percusionista saca adelante lo mejor de sí mismo contra viento y marea, demostrando que la falta de su extremidad no está ni cerca de ser un impedimento para ejecutar a la perfección cada uno de los golpes estrepitosos que le da a sus tarros.
Para finalizar, la sección que todos esperaban para menear el esqueleto y cantar a todo pulmón: la seguidilla de clásicos ‘Hysteria’ y ‘Pour Some Sugar On Me’ puso a bailar a la cancha completa, y con puños en alto le dieron paso a la dupla ‘Rock Of Ages’ y ‘Photograph’ para cerrar con broche de oro una presentación que no tuvo absolutamente ningún error de sonido ni ejecución. Sin duda alguna los europeos son un ejemplo claro de lo que es un espectáculo musical que bordea la perfección de principio a fin.
Ya pasadas las 10 de la noche se concluye el montaje escénico para los estadounidenses Mötley Crüe, alzando en altura dos atriles de micrófono como parte de la escenografía, exhibiendo ataúdes con cruces invertidas y dos plataformas enrejadas a los extremos del escenario para empapar cada rincón con la esencia de los chicos malos de Sunset Strip. Quince minutos más tarde se apagan las luces y se proyecta el noticiario que daría inicio a la hora y media de show que plantaría el nombre del Hard Rock Glam Metal en el recinto floridano.
Comienza escandalósamente ‘Wild Side’ con una cálida bienvenida, acompañando al excéntrico cuarteto dos bailarinas que harían soporte vocal también a lo largo del show. Con un sonido mucho más seco y sucio al de sus antecesores se abre camino a ‘Shout At The Devil’, otro gran clásico de principios de la década más exitosa del Rock, que con una intro de bajo intensa y un desplante acaparador, logran encender a la bestia santiaguina. Aún con ajustes varios de sonido comienza ‘Too Fast For Love’, homónima de su primera placa de estudio, donde los músicos buscan constantemente animar al público, dejando entrever las primeras falencias vocales de Vince Neil quien es sabido hace años no logra ejercer un desplante 100% pulcro en el escenario, por lo que necesita de constantes pistas de apoyo y coros para estar al nivel.
Con un particular diseño en su guitarra acústica, Neil se posiciona al centro de la pasarela y da la nota para ‘Don’t Go Away (Just Go Away)’ contando nuevamente con las bailarinas quienes ahora se encuentran entre cadenas realizando una performance tipo BDSM burlesque, algo que a estas alturas no sorprende que sea parte del show de los Californianos, despertando algo de incomodidad también en el público femenino más joven. Para este punto Tommy Lee ya había sido expuesto en varias ocasiones en pantalla con una sonrisa bruxada digna de Requiem for a Dream sacando unas cuantas carcajadas y bromas picantes entre los asistentes.
Entre vibras Cyberpunk Retrowave y lásers azules suena ‘Saints of Los Angeles’ ya con un sonido asentado y ecualizaciones más equilibradas, mostrando mayor comodidad sobre el escenario, extrañando aún el bajo de Nikki Sixx que estuvo moderado en volumen a lo largo del show. La telecaster explosiva y afilada de John 5 abre ‘Live Wire’ haciendo de la pasarela un verdadero desfile para el trío Sixx-Neil-5, cerrando con un excéntrico juego de luces que se proyectó desde el instrumento del ex-guitarrista de Marilyn Manson.
Llegó la hora de bailar y saltar a tope con ‘Looks That Kill’, donde a pesar de que los coros no se escucharon en su hype ideal, el público cantó incesablemente. La siguiente canción titulada ‘The Dirt’ es el single que da nombre a la película lanzada a través de Netflix en 2019 inspirada en la biografía de la banda, contó además con la participación en pantalla de Machine Gun Kelly en una sección rapeadea que desató gritos entre las entendidas. Para cerrar el capítulo se presenta oficialmente a Nikki Sixx quien se pasea con una bandera enorme de Chile dejando al público eufórico, donde oportunamente una fan lanza una pieza de ropa interior al escenario, siendo invitada personalmente por el bajista. Tras un caluroso abrazo se evidencia que la chica es presumiblemente menor de edad y como nadie quiere problemas, tiernamente envió saludos a sus padres y volvió a su lugar.
Inmediatamente el bajista presenta a su compañero John 5 quien realiza un solo acapella con gran destreza y una distorsión dulce y brillante llevando a tope las cuerdas de su guitarra customizada en tonos blancos y rojos, dedeando el riff, jugando con el potenciómetro y finalmente realizando un punteo en hybrid picking que deja en claro su calidad como guitarrista principal. Esto fue sólo la introducción de un medley que abarcaría clásicos como ‘Smokin’ In The Boys Room’, ‘Helter Skelter’, ‘Anarchy In The U.K.’ y ‘Blitzkrieg Bop’, algo que personalmente creo innecesario tratándose de una banda que tiene un amplio y vasto repertorio, pero que al público en general le gustó. Finalmente llega un punto en el que sabemos que estos chicos hacen lo que quieren sobre el escenario.
Baja del estrado Tommy Lee con su micrófono chayanne y se posiciona al final de la pasarela para invitar al público a enseñarle alguna palabra sucia, donde finalmente terminó solicitando que alguna chica mostrara el pecho a cambio de mostrar él el suyo. Un hombre atornillado en el siglo pasado que no pierde oportunidad alguna para sacar ventaja desde el escenario. Tras esta calurosa intervención, se monta en el piano y comienza la única balada del set: ‘Home Sweet Home’, que saca a la luz las linternas del estadio dejando esa postal romántica que pocos artistas se llevan últimamente. En esta parte quiero destacar también el ostentoso y llamativo atril de Vience Neil con incrustaciones de cristales que de cerca cegarían a cualquiera, y que casi deja sin cabeza a Nikki Sixx.
Luces fuera, se encienden las sirenas y suena la que es quizá la canción más esperada de la noche. ‘Dr. Feelgood’ en una noche ya comenzaba a enfriarse pero que tenía al público candente y emocionado a más no poder. Coreada de principio a fin y con el trío de oro al centro pudimos ver la satisfacción en los ojos de los estadounidenses. Posterior a ello presentan a las ‘Nasty Habits’, las dos bailarinas y coristas que acompañaron la performance, mimetizándose con las siluetas en los vitrales que se exhibirán para ‘Same Old Situation’, donde Vince sorprende con un impecable grito y un desplante inesperado para llevar más de una hora de show.
Llegando a la etapa final, suena la característica Harley Davidson que abre el hitazo de 1987 ‘Girls, Girls, Girls’ donde además se despliegan dos impresionantes figuras femeninas gigantes al más puro estilo de Terminator, acaparando gran parte del escenario, una jugada sorpresiva para todos. Con una vibra muy noventera suena ‘Primal Scream’ y deja entrever los primeros ápices de cansancio vocal que pasan desapercibidos entre los fans.
Un detalle notable siempre ha sido la intro de John 5 con el arco de violín haciendo zumbar las cuerdas de su guitarra, le llamaría el principio del fin. Suena ‘Kickstart My Heart’, canción que cuenta la historia de sobredosis que tuvo Nikki Sixx en 1987 donde casi pierde la vida y que se convirtió en la anécdota más rentable de la banda. El término fue literal con bombos y platillos, un estruendo ensordecedor y un desorden que sólo Mötley Crüe podría tener en el escenario. Una explosión de luces cierra la jornada y despide a los Californianos en una noche para el recuerdo.
Durante el último tiempo los eventos masivos han estado en la mira debido a las constantes adversidades que se han presentado, sin embargo cabe destacar que esta vez DG Medios realizó un excelente trabajo cuidando exhaustivamente los puntos de hidratación incluso desde la barricada y también el cierre perimetral pensado para evitar avalanchas, además de haber puesto especial atención a los accesos para evitar atochamientos y grandes filas. A nivel organizacional sólo queda felicitar a la productora por el gran trabajo realizado detrás de este mega evento, el cual definitivamente quedará catalogado como uno de los mejores del año.