1986 es un año excepcional para la historia de la música; el Thrash se consolida como el género dominante en la naciente escena metalera. Metallica publica el legendario ‘Masters of Puppets’, tal vez su mejor disco y el más influyente, Slayer hace lo mismo con ‘Reing in Blood’, el disco más pesado y brutal hasta ese momento. Eso sin mencionar el ‘Peace Sells… but Who’s Buying’ de Megadeth, son los mejores discos de las bandas estadounidenses.
En Europa, las cosas se ponen corrosivas, y la variante del Thrash que surge en Alemania, es el precursor de todo el metal extremo de finales de los 80 y principios de los 90, inspirando a bandas de Death y de Black, por igual. Kreator, lo cambia todo, es un paso decisivo para establecer un nuevo sonido, crudo y violento, a lo cual se suman Tankard, Sodom y Destruction.
La pequeña banda de Essen, edita su primer disco, ‘Endlles Pain’ en 1985, es un giro radical hacia la brutalidad, un disco sucio, caótico y pesado, es un sonido muy diferente de su contra parte americana. En un nota publicada en Metal Hammer #345, Mille Petrozza, en legendario líder de Kreator cuenta:
“Cuando hicimos ‘Endless Pain’, nunca pensamos que podríamos continuar […] Desde luego, teníamos la esperanza que a la gente le guste el disco pero en ese momento la vibra era más de bueno vamos al estudio y vemos qué pasa. No sabíamos nada de producción o de cómo la música podría sonar más allá de las salas de ensayo.
La primera vez, que me di cuenta que a la gente parecía gustarle lo que hacíamos, fue cuando fui a un show de Venom, Exodus y Atomkraft, y vi a este tipo con un parche de Kreator en su chaqueta. Ahí, por primera vez puede comprobar que la gente estaba comprando el disco, y lo estaba disfrutando.”
La anécdota es conocida, pero es siempre es gratificante contarla, cuando le ofrecieron un contrato a Kreator, Mille era tan joven que su madre tuvo que firmar el documento como representante legal. Y la banda tuvo un impacto, no solo en Alemania, su repercusión mundial fue casi inmediata, algo estaba pasando en el viejo mundo, algo estaba naciendo.
La banda vio una oportunidad de oro y la tomaron. Ya con un contrato, con un disco a la venta, y en una pequeña sala de ensayo, Mille, Ventor (en la batería) y Rob Fioretti (en el bajo), comenzaron a dar los primeros pasos en la composición de las canciones más recordadas, en la ya larga trayectoria del grupo.
Con las ventas del primer disco, excediendo todas las expectativas; a principios de 1986, la banda estaba ansiosa por replicar el entusiasmo que estaban generando. El contrato firmado con Noise Records, les dio al oportunidad de acceder al Musiclab Studio en Berlín, y trabajar con Harris Johns, un productor muy cotizado, ya en ese entonces. Produjo el ‘Heavy Metal Breakdown’ (1984) de Grave Digger y el ‘Walls of Jericho’ (1985) de Helloween.
“Fue algo realmente especial, entrar al estudio y hacer otro disco. No sentimos ninguna presión, para nosotros fue una oportunidad para demostrar que éramos algo más que una cuestión de un disco y ya. Escribimos un disco, que desde nuestra perspectiva era mucho mejor que el primero. Más frenético, más complejo, más de todo en realidad.
Teníamos la misma actitud, el mismo ímpetu de la juventud. Era una continuación de las cosas que estábamos haciendo, inspirándonos aún más de lo que estábamos escuchando en ese momento, el ‘Hell Awaits’ de Slayer y el ‘Seven Chruches’ de Possessed. Queríamos tomar ese sonido y hacerlo más pesado.
La principal diferencia, con el primer disco, es que Johns era productor profesional. Era alguien que quería ayudar a la banda. Sin ofender, a quien grabó el ‘Endless Pain’, simplemente no entendió la música, grabó lo que hicimos. Harris Johns hizo un excelente trabajo de producción, se aseguró que todo suene bien”
El resultado es el ‘Pleasure to Kill’, uno de los mejores discos, en la historia del metal. Y como no podría ser de otra forma, todo disco clásico necesita un himno, una canción que pueda sobresalir y que identifique a la banda. En el caso de Kreator, la canción que todos recordamos y que pasó a la posteridad, es la que le da nombre al disco. Una de las canciones más sucias y sangrientas, es uno de los grandes antecedentes de todo el ideario gore, que bandas como Obituary y Cannibal Corps van a retomar.
“En algún momento, pensamos en llamar al disco ‘Faces of Death’, en referencia a ese falso documental [el de John Alan Schwartz de 1978] que a todos había impactado, con escenas muy fuertes. Cuando lo vimos, pensamos: esta es la cosas más brutal de la vida, entonces el disco se convirtió en una forma de explorar diferentes maneras de morir.
Ripping Corpse, es la idea de cuerpo reanimado que llega a la ciudad para matar a todos. Command of the Blade, es una batalla tipo Conan [la película de 1982]. Under the Guillotine, es bastante obvio y Pleasure to Kill, es una criatura, tipo vampiro, que te acecha para matarte. Entonces el discos habla de eso, de las maneras de morir. Era la mejor idea que tuvimos en ese momento.”
Lanzado en mayo de 1986, ‘Pleasure to Kill’, era un disco demasiado violento como para llegar a las grandes carteleras, pero sin duda tuvo un fuerte impacto en la escena metalera. Siendo todavía unos adolescentes, la banda comenzó a recibir ofertas para presentaciones en vivos y festivales, comenzando así el intenso circuito de giras. Esos primeros conciertos, fueron el momento de la revelación, para una banda que hasta ese momento, ni siquiera habían asomado la cabeza fuera de la sala de ensayo.
“Nunca pensé que estábamos haciendo un disco clásico, pero recuerdo que hicimos una gira por Europa con Destruction y Rage, luego viajamos hasta Canadá para tocar con Voivod. Tocamos dos noches en Quebec y una en Montreal y fueron enormes. Ahí pensamos, toda esta gente vino a vernos, era increíble.
Cuando tocamos en los Estados Unidos por primera vez, conocimos a todas esas bandas con las cuales estábamos enganchados. Danny Lilke de Nuclear Assault vino a vernos, son grandes recuerdos, una época muy loca.”
Pleasure to Kill, es de esas canciones que marcan una época, y una canción obligatoria en todos los concierto de Kreator. 35 años después, sigue siendo una de las bandas más importantes, no solo en Europa o en el mundo del thrash y esa canción del vampiro homicida, compuesta por unos adolescentes con caras de niños, es lo que sigue desatando la furia de las masas en los conciertos y en los festivales. Es un hito, una de esas canciones que seguimos escuchando con el mismo fervor. Con esa canción Kreator se convirtió en leyenda.
“La verdad, no sé por qué Pleasure to Kill, sobresale. Creo que es su brutalidad cruda, ese enfoque primitivo. creo que es la base general de una canción de Thrash con una una letra sucia. La verdad no lo sé. casi siempre la tocamos al final del set, entonces le metemos todo lo que queda en esa canción, después de 90 minutos de concierto. Ahí es donde todo se descontrola, incluso ahí, al final del show.
En muchos aspectos no he cambiando y ese muchacho de 17 años, sigue viviendo en mí. El centro de la banda sigue siendo el mismo, Ventor y yo. hablamos de esto muy a menudo, y los dos seguimos teniendo la misma actitud. No se trata de mostrar lo bien que podemos tocar esas canciones el día de hoy, es más una necesidad de trasmitir una emoción, es esa energía la que tratamos de reproducir.
Pleasure to Kill, es una canción primitiva, y solo podía haber acontecido en 1986, en ese estudio, a unas cuadras del Muro de Berlín, con Harris Johns en la consola y nosotros totalmente desenfrenados. Es pura energía y emoción.”
No faltan los fans que siguen pidiendo un disco como ése, pero como bien los señala Mille, es una de esas cosas que llegan una sola vez en la vida, era el momento, era la época, era la guerra fría, era la adolescencia y la furia que encierran los 80, una década oscura marcada por al desesperanza.