En los 80 se establecieron dos grandes escenas en la corriente metalera, por un lado, estaban las bandas que viraban hacia lo extremo y del otro lado del espectro, surgieron una serie de grupos coloridos colindando con el pop. En una etapa en la cual los géneros se estaban diferenciando, la característica común es la saturación en las distorsiones, la velocidad en los riffs, y la batería descomunal virando a lo inhumano.
El vuelco de campana, por plantearlo de alguna manera, es el ‘Seven Churches’ de Possessed, disco de 1985, estableciendo ya una clara diferencia con el Thrash, no solo en la forma como los riffs se van construyendo, pero también lo hace en las voces, con un estilo más agresivo, y planteando las letras más insidiosas.
Possessed sigue los pasos de Venom, retomando cierta vocación satánica, exaltando la fascinación por la muerte. Y si Venom, tiene un disco y una canción sobre la cual se fundamenta todo el Black Metal, Possessed hace lo propio con la canción ‘Death Metal’. Es uno de los componentes del género, establece una estructura y un ideario.
La otra gran banda, de ese momento, y que ayuda a consolidar una escena, es Death; ahí todo cambia. ‘Scream Bloody Gore’, disco de 1987, establece una temática muy recurrente en el Death Metal: lo gore; es la fascinación por la sangre, la mutilación, los cadáveres e incluso la necrofilia. Obsesión que se expande en bandas como Carcass, Obituary, Autopsy y Cannibal Corpse, que también ayudaron a definir un sonido y un estilo.
Con ello, el Death, adquiere su propia identidad diferenciándose lentamente de otras ramas del metal extremo. Deicide es parte de esa escena, banda formada en Tampa, Florida, en 1987, se distingue de sus pares por un sonido más agresivo; en su momento fue una de las bandas más pesadas dentro del metal extremo. Pero la característica fundamental de Deicide, es el satanismo.
Glen Benton, bajista, vocalista y fundador de Deicide, cuyo nombre de por sí es bastante explícito, se declaró abiertamente satánico en más de una ocasión, mostrando su profunda aversión por el cristianismo. Sus letras reflejan esa obsesión, y por ello es casi una anomalía; muy pocas son las bandas de Death, se inclinan hacia una adoración profana, es algo un poco más recurrente en el Black.
Fiel a su credo, Benton, estaba dispuesto a llevar su música y sus convicciones al extremo, generando más de una controversia. Tal vez la más conocida, es la que se origina con la canción ‘Sacrifical Suicide’, del epónimo primer disco de Deicide, publicado en 1990. De esa canción surgió un mito urbano que ayudó a solidificar la reputación de la banda, violentamente anticristiana.
Los fans, interpretando, algunas declaraciones de Benton, comenzaron a propagar el rumor, que el bajista iba a suicidarse en escena, al cumplir los 33 años, como una suerte de sacrificio a Satán, cumpliendo así con el rito establecido en esa controvertida canción del primer disco. El año 2000 Benton cumplió los 33 y no se suicidó, alegando que el suicidio es solo para cobardes.
Desde luego, solo fue un rumor, y todo el imaginario satánico que construyó Deicide, es una forma de denigrar al cristianismo, y comienza con la repulsión que siente Benton, por esas formas de adoctrinamiento. La religión es el instrumento del poder, induce obediencia y sumisión. Por ello Lucifer, para toda la estética del siglo XIX, es un símbolo de rebeldía y de libertad, estableciendo como eje central el amor propio.
Para el cristianismo, la única forma posible de amar, es obedeciendo a dios, fundamentando en los hechos una estructura de control, en la cual el ser humano es solo una extensión de la voluntad del dios. El satanismo, como doctrina, establece que la única obediencia posible y tolerable es hacia uno mismo; ese es el trasfondo de las creencias de Benton.
El satanismo, no es nada más que una forma de liberalismo exacerbado, que promueve la exaltación del egoísmo como filosofía de vida. Algo ampliamente difundido en las sociedades contemporáneas. Y en la música, las referencias satánicas son formas de irreverencia, una manera de cuestionar los valores y las estructuras, que supuestamente se fundamentan en una causa noble y desinteresada.
El cristianismo cometió atrocidades indefendibles, y a finales de los 80 lo extremo era invocar el nombre de Satanás, en un franca voluntad de provocar y consternar la sociedad de ese entonces. Lo curioso que es Deicide es una de las pocas bandas de Death que mantiene esa imagen satánica hasta el día de hoy. Sepultura, por citar un ejemplo, en su disco debut ‘Morbid Visions’ de 1986, tiene referencias satánicas, pero el grupo se fue alejando, como muchas otras bandas, de esa narrativa.
Incluso Black Sabbath, la banda que lo inicia todo, hizo todo lo posible para desligarse de esa imagen sombría: la silueta fantasmagórica y la cruz invertida del legendario primer disco de 1970. Cuando Tony Martin, se unió la banda a finales de los 80, también incorporó a las letras, referencias satánicas explicitas, siendo un ejemplo muy claro la canción homónima del olvidado ‘Headless Cross’, disco de 1990.
A la escena de Florida, le debemos un estilo, el Death Metal, y la otra banda que recorre los senderos profanos de la invocación satánica es Morbid Angel, de la cual habrá tiempo de hablar en otro momento. Por razones que no quedan claras, lo satánico viró al Black, generó musical que colinda muy de cerca con la estructura de un movimiento político, con acciones reales de reivindicación ideológica: la quema de iglesias, por ejemplo, llevando lo extremo por otras sendas.
Para muchas bandas lo satánico es una forma de provocar y no necesariamente una forma de vida o una creencia. Es una puesta en escena, una imagen sobre la cual se desarrolla y se consolida el Metal Extremo.