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No hay fecha que no llegue, ni plazo que no se cumpla, y el pasado 7 de Diciembre en el estadio Azteca, se vivió una de las noches más esperadas del año.
Recuento de los hechos.
El pasado 25 de Octubre del 2023 a muchos se nos metió una basurita en el ojo al saber que la alineación clásica de los titanes del metal progresivo regresaban.
Después de años de espera, y creyendo que tal vez ya jamás sucedería, Mike Portnoy regresó a la agrupación.
Luego, el 13 de Agosto del 2024, anunciaron que llegarían a México con una fecha dentro de la gira de celebración de los 40 años de trayectoria de la banda, ‘An evening with Dream Theater’
El 10 de Octubre, también del 2024, revelaron el nombre de lo que será el decimosexto trabajo de estudio del Teatro de los sueños. Bajo el título de Parasomnia, este plato llegará completito el 7 de Febrero del 2025.
Y finalmente, llegó el 7 de Diciembre, día en el que por más de 2 horas y media, vibramos de manera alucinante.
La velada.
El acceso estaba programado para comenzar a las 6 de la tarde, en la puerta 3 del estadio Azteca.
Muchos foráneos y locales nos dimos cita en el recinto desde antes de las 2 p.m.
Unos motivados por la emoción de agarrar un cachito de barrera que les permitiera estar cerca del escenario, otros por que era la hora que nos dejaba allí el tour y alrededor del Azteca no hay mucho donde turistear, y algunos otros, porque habían comprado el paquete de meet & greet y tenían derecho a entrar a disfrutar del soundcheck -cosa que los que estuvimos allí temprano también pudimos disfrutar a la distancia- y esperaban su momento de ingresar.
El acceso general comenzó realmente a las 6:20 de la tarde, 20 minutos de retraso que, aunque parecen minutitos inofensivos, fueron en realidad 20 minutos que también tuvo la banda de retraso en salir al escenario.
El Venue
Tenía años sin ir a un evento en el Azteca… tanto, que no recuerdo en realidad cual fue esa última vez, pero lo que si recuerdo es que hay una explanada a un costado del cuerpo del estadio, donde inicialmente creí que sería el evento.
Pero no. Lo que ellos llamaron ‘explanada’, en realidad fue un eufemismo para ‘estacionamiento’.
Allí, encima de las líneas divisorias amarillas pintadas sobre un concreto carcomido y cuarteado, se montó todo lo necesario. El escenario, el front of house, las gradas, las barras de bebidas, las áreas de alimentos, las de sanitarios portátiles, los camerinos, etc.
Literalmente aquello fue un toquín de estacionamiento. Por supuesto, en las dimensiones que le corresponden a un estacionamiento humilde como el del estadio Azteca, que solamente en la puerta 3, puede albergar hasta 2,539 vehículos cómodamente organizados.
Había casi de todo. Casi. Solo faltaron los puntos de sanitización para manos afuera de los baños, y el guardarropa.
El negrito en el arroz.
Es sabido que al estadio no te dejan entrar con cinturones, pero en plena era tecnológica, uno de los objetos no permitidos para ingresar al recinto fueron los cargadores para celulares. Lo que nunca especificaron, es que por cargadores se referían también a pila portátiles o power banks.
Como ya lo mencionamos, no había guardarropa. Así que ¿qué podías hacer si en este malentendido llevabas algo como eso al evento? Pues no faltó el carnal emprendedor que pone afuera su carpita cuidando tus pertenencias a cambio de una retribución económica.
Cinturones, medicamentos, accesorios electrónicos y demás enseres que a los guardias de seguridad les dieron la órden de no dejar pasar, los podías dejar con el chico que a pulmón gritaba ‘Estoy certificado por el estadio. Somos el guardarropa oficial del evento. Puedes preguntar’.
No tenías mucha opción en realidad. Llegamos a contar 3 puestos similares que, a la hora de la salida, se volvieron una catástrofe.
El relato de una headbanger que nos encontramos allí fue así: ‘perdí mi lugar en la fila por que no me dejaron meter la pila, en sus objetos prohibidos no decía que no podías meter pilas, ¿así que una como va a adivinar? … bueno, con miedo fuí a dejar la power bank con uno de los puestos que decían que cuidaban cosas … a la salida, la fila era enorme. Estaban todos revueltos, todos los de todos los puestos, te tenías que acercar para que alguien a puros gritos te regañara si no era el puesto en el que tu habías dejado tus cosas. Me tuve que meter en la fila, por que iba en tour y el tour me iba a dejar. Recuperé mi pila pero no chi***es, ¡me cobraron 200 pesos por haberla cuidado!
Es responsabilidad del espectador estar al pendiente de lo que no puedes ni debes llevar a un evento de este tipo, pero ¿que pasa si la organización redacta equivocadamente sus comunicados? Cinturones abandonados, cables olvidados, sin mencionar medicinas que tal vez requieren receta, dejados en manos de mercaderes ambulantes que no sabemos que fin les podrían dar a todas esas cosas.
Dream Theater.
A las 8 de la noche, la gente ya estaba urgida de que aquello comenzara. A las 8:16 de la noche de aquel Sábado 7 de Diciembre, las pantallas promocionales se apagaron, la musica cesó, las conversaciones se cortaron, y como si algo se nos hubiese prendido también dentro del pecho, los primero sonidos de Metropolis Pt1: The miracle and the Sleeper comenzaron a sonar.
Las luces a manera de estrobo anunciaron la ansiada llegada de todos los músicos al escenario, y así, sin más, comenzó el viaje.
El show estuvo dividido en 2 actos y un encore que a continuación te comparto.
Act I
Metropolis Pt. 1: The Miracle and the Sleeper
Act I: Scene Two: I. Overture 1928
Act I: Scene Two: II. Strange Déjà Vu
The Mirror
Panic Attack
Barstool Warrior
Hollow Years
Constant Motion
As I Am
Act II
Night Terror
Under a Glass Moon
This Is the Life
Vacant
Stream of Consciousness
Octavarium
Encore
There’s No Place Like Home
Act II: Scene Six: Home
Act II: Scene Eight: The Spirit Carries On
Pull Me Under
Claro que un par de overturas aquí, música adicional allá -como al inicio del encore que nos llenamos visual y auditivamente con There’s No Place Like Home de El mago de Oz-, un magnánimo show de luces, láseres, humo, cabezas robóticas y gráficos alucinantes, acompañaron la presentación.
Si tuviera que describir cada uno de los actos, del primero podríamos afirmar que estuvo lleno de nostálgia, el segundo fue un trance hipnótico que te hizo olvidar hasta tu propio nombre, y el encore, fue pura adrenalina.
Muchos eventos se presentaron ese día en la CDMX, pero este sin duda, pasará a la historia como uno de los mejores conciertos del 2024.
Agradecimientos especiales a MusicVibe y Alternative Pr por permitirnos cubrir este evento.
Para que te des una idea de ello, te dejo la galería de imágenes tomadas por el lente audaz de Michelle Vargas.
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