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Un retorno y un debut, ambos esperados por los fans del Metal en su faceta más técnica y sinfónica. Ambos en distintas fechas en un comienzo, pero la efervescencia de los fans chilenos pudo más y fue así como en plena víspera de Halloween, Septicflesh y Obscura protagonizaron una jornada de ensueño. Mientras los griegos retornaban a Chile tras su debut hace poco más de cinco años, el cuarteto alemán aterrizaba por vez para culminar la espera de los seguidores del Tech-Death en su forma más radical. Como también debemos recalcar el presente de Septicflesh reflejado en Modern Primitive, su placa más reciente y la cual los tiene en la cima como referentes del metal extremo con sus arreglos sinfónicos. Mientras que Obscura viene promocionando A Valediction (2021), su sexto trabajo en estudio y aún fresco en quienes saben dónde está el estandarte de un estilo marcado por la búsqueda de infinitas posibilidades y el buen gusto melódico ante todo.
A eso de las 19 horas, y a pesar del atraso debido a los problemas que tuvo Septicflesh con el vuelo hacia Santiago, Projector fue la banda encargada de abrir la jornada con su estilo influenciado por el Death Metal Melódico a la usanza sueca. Una presentación con sensaciones encontradas, pues la solidez instrumental se vio empañada por serios problemas de sonido. En especial la voz de Rodrigo Salazar, quien tuvo que lidiar bastante con el perjuicio técnico. Aun así, ‘Anima Mundi’, ‘Perfect Imperfection’ y el single ‘Corporatocracy’ desfilaron sacando adelante una presentación que merecía mucho más.
Y no se puede evitar la comparación cuando tienes a una banda como Radamanthys derrochando potencia y sonando un cañón. Originarios de Concepción, y con el álbum The War Within (2021) bajo el brazo, un gusto apreciar su sonido Death Metal al estilo de Carcass y Morbid Angel en los ‘90s, pero con la fuerza suficiente que requiere esta música a nivel de solidez y convicción. Y es tanto en el arranque con ‘The Hour of Misery’ y ‘Faceless Demons’ como en el ecuador con ‘Nightfall’ y ‘Deadline’ donde nos queda claro a lo que van los penquistas. Lo que transmite una banda que lleva 15 años en la ruta y ha logrado forjar una base sónica que no deja dudas sobre a dónde va la cosa. Con el Teatro Cariola repletándose de a poco, Radamanthys golpea de entrada y se basta de un tiempo justo para arrasar con todo.
Poco más de veinte minutos de espera, y el exquisito solo de bajo de Alex Weber previo a la explosión con ‘Forsaken’ concreta lo anhelado por los cientos de fans que no dudaron en responder a la convocatoria. Steffen Kummerer a la cabeza en guitarra y voz, su mera aparición nos avisa del viaje a iniciar, siguiendo con ‘Emergent Evolution’ y ‘Devoured Usurper’, intercalando con maestría el presente fulgoroso y un pasado que se mantiene bríoso, como si los días del fundamental Cosmogenesis fueran de hace un mes. A ese nivel Obscura es una banda que remece los cimientos del Metal en todas sus formas.
El repertorio de Obscura posee una efectividad a nivel de ejecución y gancho. Como el propio Steffen lo dijo en algún medio hace unos días, no hay nada al azar cuando escuchas ‘Akróasis’ y ‘Ode to the Sun’, dos ejemplos claros del éxito logrado en base a una experticia descomunal y un gusto notable para componer melodías ganadoras en su propósito. O las atmósferas espaciales de ‘Orbital Elements’, un instrumental de alta factura, donde tanto las bajas frecuencias como las guitarras protagonizan un espectáculo de alcance sideral tanto en el estudio como en el directo.
Ver a Steffen y su colega de cuerdas Christian Münzner dictando cátedra en la seis o siete cuerdas, intercalando ráfagas de brutalidad con melodías de naturaleza extraterrestre, es un deber tanto para el músico curtido en estas lides como para el melómano exigente. Y es que hablando de Cosmogenesis en el párrafo anterior, la sección de ‘Orbital Elements’ y ‘The Anticosmic Overload’. Donde la banda despliega todo su potencial mientras la centrífuga humana se desata. Notable lo que provoca Obscura con su distintivo repleto de metal extremo, experticia y atmósferas multidimensionales.
‘Ocean Gateways’, ‘When Stars Collide’ y ‘Septuagint’ continúan el viaje a través de los rincones del espacio sideral y, sobretodo, la condición humana que busca en lo divino. Lo último es lo que nos queda con la infaltable ‘Incarnated’, la cual cierra de manera inapelable la primera de los germanos en un escenario chileno. Obscura, contrario a lo que indica su nombre, nos entregó su luz para rendirle una oda al sin mientras la música orbitante repleta la sobrecarga antocósmica.
El retorno de Septicflesh a Chile es equivalente a un terremoto. Tal como su debut en 2017, el combo liderado por el cantante y bajista Spiros Antoniou desplegó toda su artillería de Death Metal con orientación sinfónica, como queda de manifiesto en el arranque con ‘Portrait of a Headless Man’. Una empezada imponente en el sentido literal de la frase, continuado por ‘Pyramid God’ y ‘Neuromancer’, con la grandeza de los atenienses erigiéndose como una bestia que remece los cimientos del recinto como un cataclismo. Cómo no caer de rodillas en ‘The Vampire from Nazareth’, donde lo monstruoso y la ambición musical son capaces de sacudir a un mar de gente hasta el sudor. O en el relato épico de ‘Hierophant’, cuyo coro está hecho para impregnarse en los sentidos como un saludo a la madre de todas las bestias del mito.
Así como ‘Martyr’, ‘Prometheus’ y ‘A Desert Throne’ desfilan como muestras finales de un poder sin restricción, la postal de Spiros dando todo en el escenario como líder y maestro de ceremonias es para enmarcar en oro. Hay un sentido del espectáculo que la banda en su totalidad aplica hasta su propio techo. Porque además de Spiros, su hermano Christos en guitarra y el baterista Krimh Lechner no se guardan nada cuando hay un asunto de jerarquía en pleno ensamble. No se puede entender de otra forma lo que ocurre en ‘The Collector’ y ‘Persepolis’, donde la historia antigua y el mito cobran forma y movimiento, como una película. O en la sorpresiva “Prototype” -primera vez que la tocan en plena gira-, donde el metal se expande con temple imperial.
Tras el final con ‘Anubis’, y ‘Dark Art’, cuesta encontrar las palabras que definan lo que significa Septicflesh para toda una generación de fanáticos que buscan en el Metal algo refrescante y reconocible a la vez. Partiendo por la puesta en escena, donde la entrega de Spiros hacia la música y el público resulta descomunal y termina hablando mucho más que cualquier análisis de clínica. Sin duda, la comunión entre el metal europeo y el público chileno resulta inexplicable y, al mismo tiempo, glorioso. Nos quedamos con lo segundo, donde la música orbita entre la grandeza del mito y el poder oceánico del Metal.
Texto: Claudio Miranda
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